¿Por qué Mujeres y Poder?
Es una discusión que atraviesa a los movimientos sociales, los partidos políticos, las empresas. Las mujeres históricamente han estado a un costado de la cosa pública, del poder que se ejerce de manera pública. Hannah Arendt planteaba que en la esfera de lo privado la libertad no puede ser ejercida, espacio que habitaban las mujeres. Por tanto, habitar la esfera pública es también una cuestión de libertad, de justicia.
El centro de la discusión suele estar en los mecanismos de acceso a los lugares de poder, sin embargo, las formas de ejercicio del poder son menos cuestionadas. Estos son dos desafíos entendidos desde una perspectiva feminista que busca generar más oportunidades para las personas.
Ágora temática Mujeres y Poder
El 12 de abril se desarrolló un Ágora temática sobre las mujeres y el poder en Centro Cultural Charco. Se contó con 30 participantes entre las cuales se encontraban destacadas autoridades políticas, del mundo del arte y la cultura y el movimiento sindical. Las personas expositoras y las asistentes dialogaron sobre el tema y la necesidad de interpelación en los lugares de poder en los diversos escenarios y como construir relaciones de poder desde una nueva perspectiva, distinta a la tradicional, si es que es necesario. Conversamos sobre como incorporar al debate el desequilibrio de poder simbólico atribuido a los lugares que culturalmente se asignan según el sexo-género.
Las expositoras y disparadoras de la discusión fueron: Mariana Percovich, Sandra Romano, Tamara García y Valentina Arlegui. Moderó el encuentro Paula Scorza. La coordinadora de la dinámica y el evento por Ágora fue Alejandra Erramuspe.
Mariana Percovich comenzó la sección de exposición hablando sobre la violencia y lo que implica para las mujeres ejercer el poder bajo la amenaza violenta en la esfera privada y pública. Por un lado, por la violencia política pero también por la violencia que pueden sufrir en el ámbito privado. Desde su experiencia, manifestó que tanto sus opiniones como acciones estuvieron siempre bajo juicio público con mayor dureza que sus pares hombres.
Tamara García se cuestionó la forma de habitar el poder y la necesidad de construir nuevas dinámicas para ejercerlo siendo mujeres, aspecto en el que coincidió con Sandra Romano.
A su vez, Tamara, puso sobre la mesa el hecho de que el poder es algo que debe ser conquistado y que es necesario, para que sea ejercido de manera equitativa, algunos pierdan poder. Para ilustrar, puso como ejemplo el caso de la CUT en Brasil donde para garantizar el acceso equitativo a los puestos de poder fueron duplicados en su momento, de esta forma ningún hombre tuvo que abandonar su espacio de poder. También comentó que como dirigente sindical tiene una estrategia para referenciar a otras mujeres dentro del movimiento, de esta forma consiguen una mayor visibilidad de mujeres sindicalistas en medios de comunicación y en el ámbito público.
Sandra Romano expuso en torno a la interrogante ¿Qué condiciones favorecen u obstaculizan la experiencia y el ejercicio del poder? Puso foco en las expectativas sobre el ejercicio del poder, generalmente el poder está masculinizado y tiene asociadas ciertas prácticas contrarias a características más femeninas como la negociación ¿El ejercicio del poder exige abdicar sobre algunas cualidades de la identidad femenina? ¿Tiene un impacto sobre la identidad de esas mujeres? Sandra comentó que en su vida académica ha sido cuestionada por ejercer el poder de forma colectiva y negociadora.
Valentina Arlegui puso énfasis en que para las mujeres es más hostil y exigente el ejercicio del poder en el mundo político. En tanto todo lo que hace una mujer en la cosa pública, por ser menos y de algún modo excepcionales, queda bajo la lupa. Desde su experiencia personal, puso de manifiesto que ejercer su rol en el Poder Ejecutivo con 32 años fue una prueba de competencias constante, mientras que para un hombre hubiese sido un reconocimiento a su capacidad.
Paula Scorza moderó la discusión y planteó algunas interrogantes que le parecieron interesantes, como por ejemplo ¿Cómo es para una mujer manifestar que le gusta el poder?
Las panelistas manifestaron que el poder es también sinónimo de tener voz, de manifestarse, de decidir. Algo que para las mujeres está habilitado en el espacio privado, decidir sobre todos los asuntos domésticos pero cuando se trata de la cosa pública es muy cuestionado.
Otro punto que se destaca es la necesidad de construir poder de otra manera, diferente a la actual, la que ha excluido a las mujeres, a las personas afro y a tantas otras personas. Sobre este punto no existe un acuerdo ni un camino delineado pero todas pusieron énfasis en la construcción colaborativa. Tanto Sandra Romano como Valentina Arlegui sostuvieron que su predisposición negociadora ha sido tildada como falta de liderazgo, porque el poder está asociado a cierta individualidad masculina en oposición a la actitud cooperativa femenina.
Existe una contradicción entre la construcción colaborativa deseada y la competencia, el sistema actual obliga a que las mujeres compitan por espacios de poder escasos, esto genera en el corto plazo, menos incentivos a la cooperación. Mientras que lo colaborativo, en el largo plazo, les permitirá acceder a más puestos de poder y por tanto distribuir mejor.
Durante el ÁGORA se habló también de las reglas que intentan corregir la desigualdad en el acceso al poder. En particular, sobre la ley de cuotas que está en discusión. En cuanto a ello, se habló de los límites de esta reglamentación y la necesidad de pensar otras soluciones institucionales. La norma en discusión, tal como se discute hoy, está lejos de ser una norma que consiga la paridad en la representación, a pesar de eso, todas las personas asistentes celebramos este avance, es una oportunidad que debemos aprovechar para cooptar más lugares de representación.
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